Storytelling
HE VENIDO A HABLAR DE MI LIBRO
Todos hemos oído una y mil veces la palabra evento. Desde hace unos años todo el mundo organiza eventos, te invita a eventos, asiste a eventos, se relaciona en ellos, mira y se deja ver.
Ya no hay fiestas, cenas, cocteles, galas, inauguraciones, presentaciones, ferias, entregas de premios, conferencias, jornadas, competiciones, reuniones, etc. ¡todo ha sido desterrado por el evento! ¡Larga vida a su reinado!
Antes de continuar, dejadme que me presente: mi nombre es Sonia Andreu. Estudié dirección de empresas y me especialicé en marketing y dirección. He tenido la oportunidad de dedicarme profesionalmente a este campo desde hace bastantes años, antes incluso de saber que aquello que hacia se llamaba evento. He participado en el diseño, planificación y producción de muchos: culturales, sociales, deportivos, institucionales, privados, comerciales, pequeños y grandes, locales e internacionales, tanto propios como por cuenta de terceros, desde el principio hasta el final o solo una parte. Podría decirse que me he especializado en lo que se conoce como event management o la gestión de eventos.
He estado investigando un poco para escribir este post sobre la palabra que da origen a toda esta literatura. Es de origen latino y está compuesta por el prefijo “e” (exterior) y “ventus” del verbo “venire” (venido), con lo cual un evento es algo “venido de afuera”. Estas raíces son comunes con otras palabras como inventar, aventura y souvenir.
La verdad es que organizar un evento en su máxima expresión es todo eso y mucho más porque se trata de un momento de reunión donde un grupo de personas ajenas se juntan con un denominador común.
Tienes que ser lo más imaginativo posible para inventar algo profesional, original, acogedor y divertido, es toda una aventura porque se presentan desafíos constantes que tienes que resolver con un margen de reacción muy pequeño y tu objetivo máximo debe ser generar un recuerdo que se convierta en el souvenir perfecto de la experiencia para ti y para todos los que han tomado parte en ella.
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Para mi trabajar en un proyecto nuevo es como empezar a leer un libro. Ya has leído varios, puedes tener una idea de cómo se desarrollará la trama pero sabes que te encontrarás con grandes novedades o con pequeños detalles que lo harán único.
Al principio tendrás que familiarizarte con la historia y con los personajes: los protagonistas y los secundarios (también los héroes y los villanos). ¡Tú mism@ te convertirás en uno! Todo es nuevo, no conoces a nadie, nadie te conoce pero pronto se empiezan a establecer vínculos y relaciones, se reparten roles y la creatividad empieza a fluir.
Superados ya estos inicios es cuando pasamos a la “fase nudo”, nunca mejor dicho. Todo está enmarañado, todo está interconectado. Tiras de un cabo que crees que te resolverá un problema y te aparecen 3 más. Es un momento coral, donde ocurren 12 sub tramas paralelas. Tienes que tener capacidad de no perderte por los caminos que no te llevan a tu destino, saber priorizar, tener visión de conjunto y dosificar tus energías.
En un escenario ideal, lo que realmente te gustaría es tener un “ovillo” muy bien enrollado y organizado pero ahora no es el momento. Realmente sabes que nunca lo será porque, aunque todo te cuadre en el papel, sabes que el mapa no es el territorio. Te tocará deshacer y volver a enrollar tu cabo mil veces, saldrán nudos nuevos, habrá cambios o te tendrás que adaptar a realidades con las que no contabas en este momento. Algunas cosas tendrás que provocarlas con insistencia y otras pasarán cuando tengan que pasar y no podrás precipitarlas, tendrás que saber manejar bien los tiempos, elegir bien tu ejército y tus batallas.
Entramos ya en la parte final o desenlace. Pasamos a la acción: el evento en sí mismo. Todo lo que has estado imaginando cobra forma. Primero, la condecoración con la acreditación, te das cuenta que no eres un personaje relevante de la historia sino llevas un lanyard. Todo se precipita, los ritmos se aceleran. Un día en “modo evento” equivale a 10 en la vida humana normal. Olvídate de horarios de comidas, de horas de sueño, incluso de ir al baño, exactamente como cuando estás atrapad@ leyendo el final trepidante de un buen libro.
Se van resolviendo las tramas, algunas como esperabas, otras no tanto. Para tu consuelo, tienes que pensar que muy poca gente sabe cómo se planteaba la historia en el manuscrito original y para ellos lo que hayan vivido es lo que tenía que pasar. Pocos llegarán a saber que se trataba del plan B, C, Z o de pura improvisación.
Ahora es el momento donde tu personaje se convierte en el ejecutor en la sombra. En este momento es donde tienes que hacer un último alarde intelectual, físico y emocional echando el resto. El subidón de adrenalina que suele acompañar estos momentos será tu aliado. De ti y de tu equipo dependerá que los protagonistas de la historia terminen con un “beso de película” o como el episodio más cruel de “Juego de Tronos”. Gracias al cielo, nunca he tenido que vivir un final tipo lo segundo. Si has estado atento a la lectura, no puede ser de otra forma.
En la última página las endorfinas se liberan. Todo el mundo empieza a estar más relajado y feliz. La tensión acumulada deja paso a una sensación de satisfacción por el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Has construido relaciones muy fuertes con los personajes y han formado parte de tu universo en unos momentos muy intensos. Recibir buenas críticas y agradecimientos aumenta tu satisfacción por mil, todo cobra sentido ahora y todo encaja. Puede que de algunos nunca leas nada más, puede que con otros sea el inicio de una larga amistad.
¡No se me ocurre otro “happy ending” más perfecto para esta historia!
Fin.